martes, 31 de enero de 2023

Ella, Natalia

Llevaba algo más de 12 años queriendo estar solo. Me había acostumbrado a la soledad debido a experiencias pasadas que me hacían no querer relacionarme sentimentalmente con alguien para evitar molestias, malos ratos y demás. 

En los últimos tres años, especialmente desde 2019, comencé a relacionarme con personas que como siempre digo, llegaron para sacarme de ese sopor, de esa desesperanza. Sin embargo, su papel parece fue solo eso, sacarme, volverme el autoestima y ya. 

En el último año me di la oportunidad de volver a salir con mujeres, sin ninguna gana de tener algo serio. Si, la pasé bueno la mayoría de las veces pero quizá mi decisión de no estar con nadie pesaba nada fluia. Sin embargo, a mediados del año y por circunstancias que solo puedo atribuirle al destino, comencé a hablar con alguien. Nos pasábamos horas intercambiando mensajes, incluso hasta la madrugada. Aquí debo mencionar que ella no era de trasnochar como yo.

Un día, al fin pudimos vernos en el bosque del municipio, nos dimos un anhelado beso y todo hizo click. Es raro, pero después de mucho tiempo me sentí cómodo, que encajaba, que podía ser yo.

Quienes me conocen saben que me gusta mimar y ser mimado en exceso, pues ella es igual. Llegamos al nivel en que podemos pasar toda una tarde abrazados, en silencio, sin hacer nada más y estamos bien. Por primera vez quiero construir algo con alguien y me replanteo muchas cosas. 

Hemos tenido algunas diferencias que considero menores y manejables. Esto no quita que todo a su lado, hasta los problemas, parecen mejores.

Hoy solo quiero decir que estoy muy feliz de que ella, Natalia, se atravesara en mi camino. Y más aún, sabiendo que apareció por dónde más debia llegar, por mi familia ampliada, mi grupo de investigación, mi universidad, mi otra casa.

Te amo Natalia y gracias por llegar hacer parte de mi vida. Está es mi celebración anticipada de medio año juntos.