miércoles, 23 de mayo de 2018

De rodillas

Dedicado especialmente a Isabella Hernández


Sé perfectamente cuanto daño te causé;
Me reconozco culpable de las lágrimas derramadas;
Y no hay nada que en el fondo de corazón yo pueda hacer para remediar las amarguras y las heridas pasadas;
Ten presente que como todo humano me equivoqué;
Que mi piel se hizo tan débil que la serpiente arrastrada sabía muy bien que era una presa muy fácil de roer;
Por eso sólo te pido que me permitas un instante tu mano;
Que sientas igual que yo el temblor que hay en mi cuerpo;
Creo que es el temor natural de haberte dañado, de perderte
Que te he roto el corazón en mil pedazos, que te he fallado
Y no pido que automático sea el perdón que me brindes;
Por eso andaré con calma recordándote muy paciente;
Que aunque sea un cobarde por haber accedido a mentirte;
Aquí estaré esperando a que sanes como tu guardián valiente.



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