Por Pablo A. Uribe
"A principios de año, en la
administración de Guerrero se pusieron el disfraz de justicieros y
emprendieron una campaña pública en contra de las vallas ilegales en
toda la ciudad. Con decreto en mano, el Alcalde dio la orden de retirar
todas las vallas que no cumplieran con los requisitos de ley en la
ciudad. De un plumazo se dispuso a destrozar cientos de empleos y a
expropiar a docenas de empresarios, que tan solo querían hacer una
inversión en la industria de la publicidad.
Todo lo anterior con el argumento de la
“contaminación visual”, que nada tiene que ver con lo ambiental sino más
bien con un tema eminentemente estético. Es decir, están dispuestos a
golpear una industria entera –en momentos de desempleo rampante en
Cali–, solo porque a un burócrata del Municipio le pareció que tanta
valla se veía feo.
Pero con toda esta alharaca que formó el
gobierno municipal se logró pasar totalmente de agache una completa
injusticia que le están haciendo a un sector de esta industria: las
vallas digitales.
En el Acuerdo 179 de 2006, por medio del
cual se reglamenta todo el tema de las vallas en la ciudad, se
estableció un articulito bastante curioso, específicamente el 58, en el
cual se prohíbe la instalación de publicidad electrónica hasta que al
Concejo de Cali le dé la gana de regularla. Pero, además, le da un plazo
a Planeación Municipal de tres meses a partir de la publicación del
acuerdo para que envíe un proyecto de regulación al Concejo.
Para información de los lectores de esta
columna, han pasado siete años ya, y Planeación nada que manda el
proyecto. Han pasado siete años ya y al Concejo nada que le da la gana
de regular la publicidad electrónica. Así que por pura pereza han
decidido privar a la ciudad de una nueva forma de publicidad que compite
mediante la innovación.
Pero la tecnología ni la capacidad de
emprendimiento de esta gran ciudad esperan por los caprichos de los
burócratas ineficientes. Un grupo de emprendedores decidieron montar
unas vallas digitales en diversos puntos de la ciudad, que ofrecen
precios especiales a la pequeña y mediana empresa y que a través de
avances en la tecnología han decidido competir, ofreciendo un mejor
producto a un mejor precio.
Una valla tradicional solo puede mostrar
una imagen al mes y se ve en la obligación de cobrar de cinco millones
de pesos a seis millones de pesos mensuales a todo aquel que quiera
pautar, eso sin contar los casi dos millones de pesos que cuesta la
impresión y colocación del telón en la valla. Por otro lado, las vallas
digitales cobran un millón quinientos mil pesos por mes a las pequeñas y
medianas empresas que quieran pautar en la ciudad. Sin mencionar que es
mucho más práctico hacer una imagen o un video digital que imprimir un
telón entero.
Incluso siendo evidentes los efectos
positivos que tiene en el mercado la existencia de estas vallas, en el
Municipio, ni cortos ni perezosos, sí fueron muy diligentes esta vez
para sacar el Decreto 0858 de 2012. Un decreto que ordena el desmonte de
las vallas ilegales de la ciudad, entre estas, las vallas digitales. Y
sin estar felices con esta situación, el señor Juan Fernando Vallejo,
subdirector de Ordenamiento Urbanístico, sí ha sido bastante eficiente
para enviar unas cartas a las agencias de publicidad y amenazar con
multar a todo aquel que paute en vallas digitales en Cali. ¡Para eso sí
trabajan rapidito!
¿A qué modelo económico le estamos
apostando? ¿A uno donde el más rico es aquel que tiene la ley a su
favor? ¿O a uno donde aquel que triunfe sea el más innovador, el que
mejor compita bajo igualdad de condiciones? No tengan duda los lectores
que estas actuaciones del Municipio son para sacar del mercado a quienes
mejores productos ofrecen y para crearle rentas a unos cuantos. Pero lo
más triste de todo es que al final el afectado es el pequeño
empresario, quien no tiene seis millones de pesos al mes para pautar, y
que gracias a las vallas digitales estaba por fin mostrando su marca y
sus productos al público."
Link original: La injusticia de las vallas digitales