Al final hubo acuerdo. Un día y medio después de lo previsto, a las 5.23
en Durban, la cumbre del clima
acordó que negociará para tener en 2015 un "protocolo, un instrumento
legal o un resultado acordado con fuerza legal" que limite las emisiones
de todos los países "a partir de 2020". El acuerdo es lo mejor que pudo
arrancar la UE y permite seguir la negociación en la ONU en Catar en
2012, a la vez que sienta en la mesa a todos los grandes emisores. A la
vez abre un proceso enormemente complicado con muchas incógnitas. Las
potencias no se ponen de acuerdo en si quieren un acuerdo o un protocolo
(una fórmula con mucha más fuerza) y habrá que ver cómo se reparten las
emisiones. A cambio, la UE acepta prorrogar Kioto, aunque se verá el
año que viene si será hasta 2017 o 2020.
La secretaria de la ONU para el cambio climático, Christiana
Figueres, calificó el pacto como extraordinario y aseguró que abre "una
nueva fase en el régimen climático". Greenpeace en cambio declaró que se
trata de una victoria de los grandes contaminadores y que perdían los
ciudadanos.
La UE se había impuesto que no renovaría el Protocolo
de Kioto (cuyo primer periodo expira en solo un año) si no conseguía en
Durban un calendario para tener un nuevo tratado en el que estuvieran EE
UU, China e India.
Los dos primeros más o menos aceptaron, a
condición de que fuera un "instrumento legal", pero India se negó en
redondo. Su argumento es que un país que emite por persona mucho menos
que China (1,7 toneladas de CO2 al año, frente a casi 7 de China) no
puede negociar un tratado legal que le imponga obligaciones. La ministra
india, Jayanthi Natarajan, expuso con vehemencia en el plenario, ya en
la madrugada del domingo, su intención de dejar abierta la posibilidad
de que el futuro acuerdo no fuese ningún tratado, solo un "acuerdo
legal", algo mucho más vago: "Han dicho que se cae todo el proceso si
queda el `resultado legal´ en el texto. A mí no me gusta protocolo ni
instrumento legal. ¿Cuál es el problema en tener otra opción? India
nunca será intimidada de esa forma".
El plenario de las cumbres
del clima es un entorno peculiar. Negociadores de más de 190 países,
cansados, en mangas de camisa, debaten con lenguaje diplomático entre
gritos y aplausos que salen de la misma sala, ya que las ONG y los
periodistas están presentes. Todo tiene un aire 15-M con pantallas
gigantes y en el que los que hablan se refieren unos a otros como
"distinguidos delegados".
El ejercicio de transparencia es único,
pero el proceso a veces resulta endiablado. Cualquier país puede poner
objeciones al texto y evitar todo pacto, porque las cosas se aprueban
por aclamación. Para llegar allí con un texto que tenga opciones de
salir adelante hacen falta semanas de negociación, a menudo por unas
pocas palabras, y los horarios saltan por los aires con frecuencia. El
viernes comenzó una larga reunión a puerta cerrada con más de 20 países
para limar pequeñas diferencias en un texto de solo dos folios.
Al
final pactaron una forma de compromiso y el papel llegó en la madrugada
del domingo al plenario. El ambiente allí resultó mucho más frío que
otros años (como en Cancún y en Bali, por ejemplo). En Durban la cumbre
llevaba más de un día de retraso, el cansancio era visible y el texto
que se podía aprobar no levantaba los ánimos ni de los ecologistas ni de
los negociadores.
Solo el anuncio de prorrogar Kioto -una
exigencia de los países en desarrollo- generó algún aplauso. La UE (y
Suiza, Noruega, Australia y Nueva Zelanda) aceptan continuar dentro del
único tratado del clima existente pero se decidirá el año que viene si
lo hacen hasta 2017 o 2020, con lo que mantienen una carta de
negociación. Allí no estarán Canadá, Japón, China ni Rusia, que se
borraron a su vez porque allí no estarán ni EE UU ni China. Al final, en
el segundo periodo, Kioto solo controlará el 15% de las emisiones. El
resto de países se mantendrá con los compromisos voluntarios del año
pasado en Cancún y que, según la ONU, no llegan para estabilizar el
calentamiento.
El pleno sí reprodujo el cambiante mundo. La UE
consiguió el apoyo de los países más pobres y los pequeños Estados-isla,
que le pidieron a India que flexibilizara su postura. Lo que se vio
ayer no era el mundo dividido entre ricos y pobres, entre países
desarrollados y en desarrollo, bajo cuyo signo se pactó Kioto en 1997.
Brasil y China aceptaron la petición india (mostrando como el BASIC
sigue unido) y EE UU apoyó que se mantuviera esa forma laxa, demostrando
que el clima a veces genera extraños compañeros de negociación.
Al
final, la UE e India convinieron que el futuro pacto podría ser un
"resultado acordado con fuerza legal dentro de la Convención [de
Naciones Unidas de Cambio Climático] que se aplique a todas las partes".
Ahora comienzan dos duras discusiones. La primera es cuál de las tres
opciones se elige, y la segunda es qué significa exactamente lo pactado
con India.
Aunque en el ambiente flotaba que el texto pactado no
aclaraba el futuro, los optimistas han considerado un triunfo el que
puedan negociar ya en el mismo listado EE UU, China, India, la UE y
Brasil, lo que cubre más del 85% de las emisiones de gases de efecto
invernadero. Esa era la condición indispensable que el Congreso de EE UU
le había puesto a la Administración de Barack Obama para que negociara
cualquier tipo de acuerdo.
Los pesimistas veían que en Bali en
2007, una cumbre similar ya pactó una "hoja de ruta" para tener un
acuerdo en 2009 y luego fracasó, por lo que consideran que lo de ayer es
volver cuatro años atrás e incluso puede que con más ambigüedad (y
menos apoyo ciudadano, peor entorno económico y menguante preocupación
social por el calentamiento).
La ministra sudafricana de
Exteriores, Maite Nkoana-Matshabane, que dirigió la cumbre de forma
caótica, resaltó ante los delegados que debían ser flexibles: "Como este
no es el Mundial que celebramos hace poco más de un año, nadie puede
salir por la puerta celebrando y diciendo: `Hemos ganado". Entonces ganó
España. En Durban, en efecto, nadie tenía aspecto de haber ganado
mucho. Si acaso, de haberse quitado un peso de encima. Simbólicamente,
cuando se aprobó formalmente el acuerdo, la enorme sala del plenario
estaba medio vacía.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario