Recuerdo como si fuera ayer el fatídico 11S. Siempre me alegro de recordar todo aunque en este caso es algo que no quiero volver a vivir.
Era un martes, estaba en el colegio, acababa de entrar, era mi primer año de secundaria, recuerdo que incluso en ese momento tenía una buena relación con mis profesores y por eso tenia ciertos privilegios con que otros no contaban. Aquel día a eso de las 8:30 de la mañana hubo un cambio de clase y yo en vez de dirigirme al siguiente salón, pasé por los baños y después por la sala de profesores, solía tomarme un café ahí, recuerdo que el televisor estaba encendido y varios docentes miraban atónitos de pie la última hora que en ese momento retransmitían los canales. Se encontraba sintonizado Caracol que a su vez estaba enlazado con CNN en Español, la imagen era la de una torre humeando por lo que parecía ser un incendio provocado por un avión que le colisionó, los profesores ni cuenta se dieron que varios estudiantes incluyéndome veíamos las noticias tras de ellos, recuerdo sentir cierta excitación indescriptible, una emoción provocada por la curiosidad y por el saber que algo pasaba, algo novedoso y curioso. Mientras observábamos y después de no se cuanto tiempo las señales en vivo enfocaron otro avión que colisionaba contra el otro edificio al lado del humeante. Los teléfonos de la coordinación no paraban de sonar. El rector y el coordinador aparecieron en la sala e ignorando a quienes no debíamos estar ahí decidieron terminar la jornada de clases. El timbre sonó tres veces a eso de las 10 en señal de salida y evacuación. En ese momento me pareció curioso ver como los padres y familiares sabian que íbamos a salir temprano a juzgar por la gran cantidad que había esperando a los suyos en la puerta. Yo abordé mis transporte junto a mi compañera, su padre conducía, el trató de decirnos que no pasaba nada pero yo le dije que sabía de los edificios, yo me sentía lo que ahora llamo, excitado enfermamente, don Yefrey no quiso explicar más y con las calles extrañamente vacías llegamos a casa, mi papá también acababa de llegar y al igual que los profesores veían las noticias. En aquel momento ya había caído una torre y recuerdo sentirme mal por habérmelo perdido; como es aún mi costumbre, puse el canal original de la noticia, CNN en Español ya que los nacionales estaban enlazados a este, vi en vivo tomando café como caía la segunda torre. Los vecinos llegaban a mi casa a preguntar por nuestros familiares en Estados Unidos, mi mamá decía que ellos no vivían en Nueva York.
Las siguientes horas fueron de incertidumbre en general y de aburrimiento para mi, no pasaba nada "interesante" lo único que decían era el colapso telefónico, el cierre del espacio aéreo y el desvío de vuelos.
Al día siguiente no tuve clases, las noticias repetían las imágenes y comentaban las teorías. Lo que al principio fue un accidente ahora era un ataque terrorista, poco a poco comprendí la gravedad del suceso hasta llegar a ser insuperable. Aún hoy lo recuerdo como si fuera ayer y aún hoy siento ese nudo que sentía siendo aún un niño sobre todo el asunto, en aquel momento me excitaba por curiosidad y ahora me estremezco del horror. Este hecho no sólo cambió a Estados Unidos y a la aviación comercial en el mundo, sino a todos los que de una u otra forma fuimos testigos.
Este tipo de cosas no deberían suceder jamás.
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