Hace mucho tiempo no paraba a escribir sobre vos, sobre esos ojazos negros que te gastas, sobre ese andar inseguro y tu manita que me abriga a media noche .
Hoy llueve bastante por estas tierras y paro a preguntarme si se necesita un aguacero así de gigante para que vos aparezcas como una dios entre la lluvia y me invites a bailar sobre los charquitos de mi cabeza y vayas llenado conmigo esos huecos que se ven desde lejos cuando caminas.
¿Es posible hablar de vos, sin un aguacero? sin esas gotitas de mimos que dejas caer sobre mi cada mañana, sin esa ternura y esa paciencia que aparece como jordanas de sol o esos truenos tuyos que suelen ser "no estoy de humor para eso, Dahiana".
Implacable y justa , como este aguacero. Parece que te unes con la lluvia para hacer que te piense y para gotear en mi cabeza las imágenes mas absurdas, bellas y obscenas de nuestra historia.
Vos sos un aguacero espanta bobos, de esos que llueven y luego no. Pero también, sos de esos melódicos que van mejorando con el tiempo, que pegan en la ventana y te hacen dormir.
Esos que llegan con un frío de madrugada para hacerte pecar y dejarte en cama. Y yo no se que me pasa, si soy de azúcar o miel, pero soy un material que se disuelve en vos, todas las veces que llueves.
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